Puentes de luz: Entrevista a Camila soto

Camila Soto (2000) nació en Parque Centenario, Buenos Aires. A los seis meses su familia se mudó a España, donde se crió y vivió hasta los 16 años, cuando volvió a Buenos Aires. Su interés por la fotografía empezó desde la infancia, jugando con cámaras. De adolescente empezó a interesarse, además, por la escritura y sobre todo por la poesía, participando en jornadas de escritura en el secundario. Ya en Buenos Aires empezó a asistir a eventos culturales y a los 17 empezó a recitar poesía en público y a exponer  sus fotos en algunos espacios. Actualmente estudia fotografía en la Escuela Argentina de Fotografía.

Camila Soto, autorretrato.

GC: Estoy entusiasmada de escuchar tus respuestas porque nunca te he escuchado hablar de tu trabajo fotográfico. Hace poco subiste fotos que sacabas cuando eras niñas y verlas me despertó la intriga. Mi primera pregunta tiene que ver justamente con eso. ¿Cómo fue tu primer acercamiento o motivación para tomar una cámara entre las manos y empezar a disparar? ¿Recuerdas qué fue lo que sentiste esa primera vez que experimentaste con una cámara y cómo se dio esa conexión?

CS: Antes que nada, gracias por brindar este espacio y gracias por invitarme. Hace muy poquito que estoy pensando en lo que me preguntás, estoy preguntando en mi familia, viendo muchas fotos y preguntándome de dónde surgió todo. La primera foto mía que encontré donde tengo una cámara en las manos es a los 4 años. También encontré las fotos que sacaba (borrosas, extrañas, lo que puede hacer una nena de esa edad) pero yo no me acuerdo de esa instancia. Lo que recuerdo es que años mas tarde yo le pedí a mi mamá una cámara descartable para ir de campamento con la escuela. Necesitaba contar lo que iba a vivir. Creo que lo que siguió partió de esa misma necesidad. La fotografía, en mi caso, es una herramienta y es un puente hacia los otros y hacia mí. Soy una persona tímida y antes lo era muchísimo más. La cámara era una herramienta que me permitía acercarme y hacer parte de algo.

GC: ¿Sentías que la cámara te protegía?

CS: Sí, totalmente

GC: Es interesante pensarlo así, como un escudo y a la vez un puente, una mediación. ¿Siempre tuviste la ilusión de dedicarte a ello? O de niña no habías considerado que pudiera ser tu profesión…

CS: No, nunca. De más grande sí, pero era mas un sueño que un reto que pensara posible. No creía que yo fuera capaz de vivir de la fotografía. Recién hace un año que empecé la carrera de fotografía y empecé a ponerle más fichas, a decidir que sí era lo que iba a hacer.

GC: ¿Qué otras cosas pensaste hacer?

CS: Lo que empecé a estudiar en su momento, Letras. Si hay dos cosas que me gustan son la fotografía y las letras, escribir. Recién ahora es que puedo encontrar un nexo entre esas dos cosas. Yo pensaba que no podía de vivir de la foto, pero sí buscando algo que tuviera que ver con la escritura, literatura, periodismo, etc. Obviamente también pasé por cosas que nada que ver, criminología, por ejemplo [risas].

GC: Ese era un clásico cuando yo estaba en el colegio [risas]. Me interesa lo que mencionas de haber tomado en cuenta el periodismo porque son cosas que se vinculan. Tengo un par de amigos fotógrafos que empezaron estudiando periodismo o comunicación, en la carrera tuvieron una clase de fotografía y luego ya no lo soltaron. Pero sigue siendo compartir y transmitir lo vivido y tener un ancla. Mientras fuiste creciendo, ¿cuál ha sido el objeto fotográfico que más te ha llamado la atención?

CS: Han sido varias etapas. Siempre fotografié personas. Tengo mas retratos que otra cosa. Luego tuve momentos en los que me costaba más vincularme con la gente e hice fotos callejeras, pero no es algo con lo que conecte tanto. Ahora estoy volviendo a las personas y más que al retrato, al cuerpo. Hay algo con el cuerpo y la piel que me interesa mucho y que estoy investigando.

GC: Lxs fotógrafxs de retratos tienen una capacidad de capturar la esencia de las cosas de una manera que nunca alcancé a entender. Hay una sensibilidad particular en el proceso de hacer retratos. ¿Cómo sientes que se logra eso siendo fotógrafx?

CS: Yo creo que tiene que ser algo espontaneo. No creo tanto en la pose porque no es lo real. Ahora estoy en un proyecto de diario visual. Todos los días tengo que hacer una foto. Si veo a alguien o alguien me visita, le saco una foto, pero sin pensarlo mucho, tiene que surgir naturalmente. Creo que ahí es cuando captas la esencia, cuando no está posado.

Camila Soto, autorretrato.

GC: Hace poco estaba hojeando un libro sobre fotografía y encontré algo que me pareció interesante y tiene que ver con eso. Decía que hay una noción bastante extendida dentro de la fotografía según la cual una foto significa “esto ocurrió”. Pero que, en muchos casos, un significado más acertado sería “esto fue posado”, porque desde la fotografía doméstica hasta la editorial, casi todas las fotografías implican pose de algún tipo.

CS: Y también, cuando uno logra una conexión, la persona puede posar, pero conseguiste crear algo que va más allá de la pose. Y eso me parece súper potente.

GC: Claro, es algo que requiere que el modelo se vulnere.

CS: Y el fotógrafx también, eh.

GC: Pero incluso cuando se trabaja con unx modelo muy tímido, he visto a fotografxs hacer cosas increíbles a base de saber dirigir y trabajar con lo que la persona les ofrece. ¿Alguna vez has tenido que dirigir a un modelx?

CS: No, nunca, pero ojalá pronto tenga la oportunidad, es algo que me interesaría muchísimo.

GC: ¿Hay algún recurso técnico de la fotografía que te guste particularmente en el plano estético?

CS: Yo creo que estoy en un momento donde no tengo una técnica muy marcada. Además, tengo una cámara muy básica también y estoy explorando mucho. Creo que cuando uno empieza está bueno empezar desde un lugar más sencillo y darse la oportunidad de ir explorando distintas posibilidades de a poco. Además, como te decía antes, yo creo que la cámara es una herramienta. El día de mañana, cuando trabaje de esto, sí necesitaré una cámara más potente con más posibilidades, pero por ahora creo que lo que hay que entrenar es el ojo y darle menos importancia a lo otro.

GC: Entiendo. Quizá era una pregunta un poco tramposa, porque yo siempre he tenido la idea de ver los recursos técnicos a disposición de algo más. Es decir, quizá al no tener un estilo estético tan marcado, como dices, eso te permite flexibilidad para hacer lo que sientes que hace falta para tu objetivo de comunicación. Me comentabas que hace poco que empezaste a relacionar letras y foto ¿Cómo ha sido eso?

CS: Como vos sabrás, yo estuve mucho tiempo peleada con mi escritura. Al punto de dejar de hacerlo. Pero cuando empecé la carrera de foto sentí que me faltaba algo. La foto tiene que comunicar por sí misma y aun así yo tenía esta sensación de que tenía que agregarle algo. Vivía diciendo que estaba bloqueada y en realidad no sé si lo estaba o no, pero cuando sacaba fotos me empezaba a facilitar escribir. Fue algo muy natural.

GC: ¿Encontraste inspiración y aceptación de tu escritura a partir de tu aceptación y apropiación de tu fotografía?

CS: Sí, totalmente.

Camila Soto, autorretrato.

GC: ¿Tienes algún proyecto o idea de hacer un mismo producto con fotos y poesía tuya?

CS: Me gustaría. Mi idea este año es empezar a mezclar más esas dos cosas. Me pasa que estoy insegura con el tema de estudiar solo fotografía. Entonces tengo ganas de acompañarlo con algo más. No sé bien qué ni cómo, pero de a poco van cayendo ideas y se va a ir armando algo.

GC: Volviendo al cuerpo. Hace poco empezaste a compartir tus autorretratos. ¿Cuándo empezó esa exploración? ¿Sientes que fue de la mano con un proceso personal?

CS: Empecé con los autorretratos porque al inicio del segundo cuatrimestre de la carrera ya no podía sacarle fotos a las plantas, y coincide con el momento en el que me mudo sola. Me empiezan a pedir muchos trabajos donde tengo que usar modelos y yo estaba viviendo sola, en pandemia y no podía juntarme con gente. Y un día me dije: “Cami, o te pones vos frente a la cámara o no sé qué vas a hacer” [risas]. Ahí me di cuenta de que había algo muy interésate en el autorretrato, más allá de que estaba pasando por momentos muy intensos a nivel personal, independizarte es algo que te mueve muchas cosas. Verme del otro lado me divertía y me hacía pasar mucho tiempo conmigo. Y me encantó. Fue algo que seguí haciendo más allá de la carrera, por placer. Y fue algo que nunca se me hubiera ocurrido hacer si las circunstancias no me hubieran empujado a ello. De hecho, como dijiste vos, para mi la cámara era un escudo y lo que me aleja. No entraba en mi cabeza ser parte o estar del otro lado.

GC: A mí tus autorretratos me interesan mucho porque implican una vulnerabilidad muy linda y valiosa. Cuando los vi me di cuenta de que eran algo que la Cami de hace dos o tres años nunca se hubiera animado a hacer. Me interesa que cuentes un poco de cómo lograste esa evolución, de dónde vino y cuáles fueron tus aliados para lograrlo. Piénsalo como un consejo a tu yo del pasado.

CS: Esto quizá va a sonar cliché, pero creo que el mejor aliado es uno mismo. Hay que hacerse amigo de uno. Empecé a entender que el arte tiene que ir mas allá. Yo no puedo escribir para mí y que eso muera en mi cuaderno, o hacer fotos y que mueran en mi tarjetita o en mi computadora. Tiene que trascender, así como a mí me genera algo lo que hago, a otra persona también, aunque sea distinto. Cuando entendí eso supe que tenía que compartir mi trabajo más allá de las inseguridades o el miedo que me pudiera dar. La facultad me ayudó en eso, de repente tenía que exponer mis fotos o defender un trabajo y no me quedaba de otra. Ahí empecé a ganar cierta confianza. Fue un empuje tremendo, porque los trabajos casi siempre se exponían ante los compañeros. También lo pensé en términos laborales, me dije: “Como no empiece a mostrar lo que hago, a ver quién me contrata, no va a caer de la nada. Tengo que salir al mundo.”

GC: Creo que eso es algo que tienen las escuelas de arte, como tú dices, te entrenan a exponerte porque de eso se trata y es la base de todo. Creo que perder el miedo es eso, empujarte a hacer algo y darte cuenta de que no solo no va a pasar nada malo, sino que pueden pasar cosas muy buenas. ¿Recuerdas la primera vez que te diste cuenta de eso?

CS: Me pasó mucho con la escritura. Pasé muchos años escribiendo y sin mostrarlo a nadie. Vos me has visto en todo el proceso. De repente yendo a talleres me daba cuenta de que tenía que mostrar mis poemas o mis escritos, porque esa era la idea del taller. Y también en eventos o espacios más grandes. Recuerdo la primera vez que leí en público (de hecho, creo que fue con vos), pararme frente a la gente, leer mi poema y después pensar “Ah, pará, no es tan, grave, no pasa nada”. Después empezás a recibir comentarios de gente, que transmitís algo, que les gusta, y ahí sentís que lo lograste, que lograste conectar con alguien y es muy satisfactorio.


Camila Soto, autorretrato.

GC: ¿Cómo te vinculas con otras artes en el momento creativo? ¿Es algo que buscas activamente o llega natural a ti?

CS: Yo creo que un poco y un poco. Una parte tiene que ser natural y otro tanto es trabajar y buscar referencias. Yo siempre hablo de que la inspiración no viene sola, se trabaja, hay que buscarlo. Yo me alimento mucho de otrxs fotografxs y de su historia, es muy importante para mí saber qué vino antes, qué fue lo que hicieron y cómo fueron evolucionando. Y también con otros tipos de arte. Leer y escuchar música también son cosas que me nutren mucho. Tenemos que estar en una búsqueda e intercambio constantes, mantener un diálogo.

GC: Recomiéndanos fotografxs, poetas y artistas de otras disciplinas que hayan sido importantes para ti o te hayan acompañado.

CS: Creo que Instagram es una fuente inagotable de artistas y material, yo en la sección de guardado tengo 20 mil millones de cosas.

-Maca de Noia: me parece impresionante, con un laburo increíble que me inspira mucho.

-Eme Sofía: la descubrí hace poco, me encantan sus autorretratos.

-Ana Harff: fotografía de cuerpos y mujeres.

-Martu Cruz: poeta de Buenos Aires, Zona Sur, una genia en lo que hace.

-Malena Saito: tengo pendiente hacer un taller con ella, una escritora divina.

-Guido Parras: Es una luz. Lo descubrí antes de la pandemia en un barcito y hace poco sacó un disco que me voló la cabeza.

-Villy Villian: diseñadora gráfica e ilustradora.

-Pentamina Studio: chica que tiene un emprendimiento de aritos y complementos: la conozco hace tiempo y sé que tenía un montón de inseguridades, pero las ha superado y ha logrado cosas hermosas. Es una inspiración para mí porque conozco su historia, entonces siempre que la veo digo “si ella pudo con todo eso, todxs nosotrxs también”

GC: Creo que ese fue también el pensamiento que me llevó a querer hacerte esta entrevista. Yo veo como has crecido en este poco tiempo y siento la necesidad de empuñar estos procesos de empoderamiento y poder compartirlos. Para cerrar te voy a pedir que cuentes alguna historia de tu vida, algo que te pasó en tu vida y sientes que te ha marcado o enseñado cosas.

CS: Hay un antes y un después en mi vida, que es cuando me mudé a Buenos Aires a los 16 años. Ahí se me abrieron muchas posibilidades y puertas y empecé un crecimiento que nunca paró. También en esa época decidí que quería decidí dedicarme al arte. Yo había vivido desde los 6 meses con mi familia en España, en Tarragona un pueblito cerca de Barcelona. Para mí, al contrario de lo que muchos pueden pensar, fue un cambio muy positivo. Fue muy natural para mí. Yo nunca me había sentido del todo parte cuando vivía allá, y cuando nos mudamos a Buenos Aires con mi mamá y mi hermana, sentí que había llegado al lugar donde tenía que estar.

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