Puentes de luz: Entrevista a Camila soto
Camila Soto, autorretrato. |
CS: Antes
que nada, gracias por brindar este espacio y gracias por invitarme. Hace muy
poquito que estoy pensando en lo que me preguntás, estoy preguntando en mi
familia, viendo muchas fotos y preguntándome de dónde surgió todo. La primera
foto mía que encontré donde tengo una cámara en las manos es a los 4 años.
También encontré las fotos que sacaba (borrosas, extrañas, lo que puede hacer
una nena de esa edad) pero yo no me acuerdo de esa instancia. Lo que recuerdo
es que años mas tarde yo le pedí a mi mamá una cámara descartable para ir de
campamento con la escuela. Necesitaba contar lo que iba a vivir. Creo que lo
que siguió partió de esa misma necesidad. La fotografía, en mi caso, es una
herramienta y es un puente hacia los otros y hacia mí. Soy una persona tímida y
antes lo era muchísimo más. La cámara era una herramienta que me permitía
acercarme y hacer parte de algo.
GC: ¿Sentías
que la cámara te protegía?
CS: Sí,
totalmente
GC: Es
interesante pensarlo así, como un escudo y a la vez un puente, una mediación. ¿Siempre
tuviste la ilusión de dedicarte a ello? O de niña no habías considerado que
pudiera ser tu profesión…
CS: No,
nunca. De más grande sí, pero era mas un sueño que un reto que pensara posible.
No creía que yo fuera capaz de vivir de la fotografía. Recién hace un año que
empecé la carrera de fotografía y empecé a ponerle más fichas, a decidir que sí
era lo que iba a hacer.
GC: ¿Qué
otras cosas pensaste hacer?
CS: Lo que
empecé a estudiar en su momento, Letras. Si hay dos cosas que me gustan son la
fotografía y las letras, escribir. Recién ahora es que puedo encontrar un nexo
entre esas dos cosas. Yo pensaba que no podía de vivir de la foto, pero sí
buscando algo que tuviera que ver con la escritura, literatura, periodismo,
etc. Obviamente también pasé por cosas que nada que ver, criminología, por
ejemplo [risas].
GC: Ese era
un clásico cuando yo estaba en el colegio [risas]. Me interesa lo que mencionas
de haber tomado en cuenta el periodismo porque son cosas que se vinculan. Tengo
un par de amigos fotógrafos que empezaron estudiando periodismo o comunicación,
en la carrera tuvieron una clase de fotografía y luego ya no lo soltaron. Pero
sigue siendo compartir y transmitir lo vivido y tener un ancla. Mientras fuiste
creciendo, ¿cuál ha sido el objeto fotográfico que más te ha llamado la
atención?
CS: Han
sido varias etapas. Siempre fotografié personas. Tengo mas retratos que otra
cosa. Luego tuve momentos en los que me costaba más vincularme con la gente e hice
fotos callejeras, pero no es algo con lo que conecte tanto. Ahora estoy
volviendo a las personas y más que al retrato, al cuerpo. Hay algo con el
cuerpo y la piel que me interesa mucho y que estoy investigando.
GC: Lxs
fotógrafxs de retratos tienen una capacidad de capturar la esencia de las cosas
de una manera que nunca alcancé a entender. Hay una sensibilidad particular en
el proceso de hacer retratos. ¿Cómo sientes que se logra eso siendo fotógrafx?
CS: Yo creo
que tiene que ser algo espontaneo. No creo tanto en la pose porque no es lo
real. Ahora estoy en un proyecto de diario visual. Todos los días tengo que hacer
una foto. Si veo a alguien o alguien me visita, le saco una foto, pero sin
pensarlo mucho, tiene que surgir naturalmente. Creo que ahí es cuando captas la
esencia, cuando no está posado.
Camila Soto, autorretrato. |
CS: Y
también, cuando uno logra una conexión, la persona puede posar, pero
conseguiste crear algo que va más allá de la pose. Y eso me parece súper
potente.
GC: Claro,
es algo que requiere que el modelo se vulnere.
CS: Y el
fotógrafx también, eh.
GC: Pero
incluso cuando se trabaja con unx modelo muy tímido, he visto a fotografxs
hacer cosas increíbles a base de saber dirigir y trabajar con lo que la persona
les ofrece. ¿Alguna vez has tenido que dirigir a un modelx?
CS: No, nunca, pero ojalá pronto tenga la oportunidad, es algo que me interesaría muchísimo.
GC: ¿Hay
algún recurso técnico de la fotografía que te guste particularmente en el plano
estético?
CS: Yo creo
que estoy en un momento donde no tengo una técnica muy marcada. Además, tengo
una cámara muy básica también y estoy explorando mucho. Creo que cuando uno
empieza está bueno empezar desde un lugar más sencillo y darse la oportunidad
de ir explorando distintas posibilidades de a poco. Además, como te decía
antes, yo creo que la cámara es una herramienta. El día de mañana, cuando
trabaje de esto, sí necesitaré una cámara más potente con más posibilidades,
pero por ahora creo que lo que hay que entrenar es el ojo y darle menos
importancia a lo otro.
GC: Entiendo.
Quizá era una pregunta un poco tramposa, porque yo siempre he tenido la idea de
ver los recursos técnicos a disposición de algo más. Es decir, quizá al no
tener un estilo estético tan marcado, como dices, eso te permite flexibilidad
para hacer lo que sientes que hace falta para tu objetivo de comunicación. Me
comentabas que hace poco que empezaste a relacionar letras y foto ¿Cómo ha sido
eso?
CS: Como
vos sabrás, yo estuve mucho tiempo peleada con mi escritura. Al punto de dejar
de hacerlo. Pero cuando empecé la carrera de foto sentí que me faltaba algo. La
foto tiene que comunicar por sí misma y aun así yo tenía esta sensación de que
tenía que agregarle algo. Vivía diciendo que estaba bloqueada y en realidad no
sé si lo estaba o no, pero cuando sacaba fotos me empezaba a facilitar
escribir. Fue algo muy natural.
GC: ¿Encontraste
inspiración y aceptación de tu escritura a partir de tu aceptación y
apropiación de tu fotografía?
CS: Sí,
totalmente.
Camila Soto, autorretrato. |
CS: Me
gustaría. Mi idea este año es empezar a mezclar más esas dos cosas. Me pasa que
estoy insegura con el tema de estudiar solo fotografía. Entonces tengo ganas de
acompañarlo con algo más. No sé bien qué ni cómo, pero de a poco van cayendo
ideas y se va a ir armando algo.
GC: Volviendo
al cuerpo. Hace poco empezaste a compartir tus autorretratos. ¿Cuándo empezó
esa exploración? ¿Sientes que fue de la mano con un proceso personal?
CS: Empecé
con los autorretratos porque al inicio del segundo cuatrimestre de la carrera ya no
podía sacarle fotos a las plantas, y coincide con el momento en el que me mudo
sola. Me empiezan a pedir muchos trabajos donde tengo que usar modelos y yo
estaba viviendo sola, en pandemia y no podía juntarme con gente. Y un día me
dije: “Cami, o te pones vos frente a la cámara o no sé qué vas a hacer”
[risas]. Ahí me di cuenta de que había algo muy interésate en el autorretrato,
más allá de que estaba pasando por momentos muy intensos a nivel personal,
independizarte es algo que te mueve muchas cosas. Verme del otro lado me
divertía y me hacía pasar mucho tiempo conmigo. Y me encantó. Fue algo que seguí
haciendo más allá de la carrera, por placer. Y fue algo que nunca se me hubiera
ocurrido hacer si las circunstancias no me hubieran empujado a ello. De hecho,
como dijiste vos, para mi la cámara era un escudo y lo que me aleja. No entraba
en mi cabeza ser parte o estar del otro lado.
GC: A mí
tus autorretratos me interesan mucho porque implican una vulnerabilidad muy
linda y valiosa. Cuando los vi me di cuenta de que eran algo que la Cami de
hace dos o tres años nunca se hubiera animado a hacer. Me interesa que cuentes
un poco de cómo lograste esa evolución, de dónde vino y cuáles fueron tus
aliados para lograrlo. Piénsalo como un consejo a tu yo del pasado.
CS: Esto
quizá va a sonar cliché, pero creo que el mejor aliado es uno mismo. Hay que
hacerse amigo de uno. Empecé a entender que el arte tiene que ir mas allá. Yo
no puedo escribir para mí y que eso muera en mi cuaderno, o hacer fotos y que
mueran en mi tarjetita o en mi computadora. Tiene que trascender, así como a mí
me genera algo lo que hago, a otra persona también, aunque sea distinto. Cuando
entendí eso supe que tenía que compartir mi trabajo más allá de las
inseguridades o el miedo que me pudiera dar. La facultad me ayudó en eso, de
repente tenía que exponer mis fotos o defender un trabajo y no me quedaba de
otra. Ahí empecé a ganar cierta confianza. Fue un empuje tremendo, porque los
trabajos casi siempre se exponían ante los compañeros. También lo pensé en
términos laborales, me dije: “Como no empiece a mostrar lo que hago, a ver
quién me contrata, no va a caer de la nada. Tengo que salir al mundo.”
GC: Creo
que eso es algo que tienen las escuelas de arte, como tú dices, te entrenan a
exponerte porque de eso se trata y es la base de todo. Creo que perder el miedo
es eso, empujarte a hacer algo y darte cuenta de que no solo no va a pasar nada
malo, sino que pueden pasar cosas muy buenas. ¿Recuerdas la primera vez que te
diste cuenta de eso?
CS: Me pasó mucho con la escritura. Pasé muchos años escribiendo y sin mostrarlo a nadie. Vos me has visto en todo el proceso. De repente yendo a talleres me daba cuenta de que tenía que mostrar mis poemas o mis escritos, porque esa era la idea del taller. Y también en eventos o espacios más grandes. Recuerdo la primera vez que leí en público (de hecho, creo que fue con vos), pararme frente a la gente, leer mi poema y después pensar “Ah, pará, no es tan, grave, no pasa nada”. Después empezás a recibir comentarios de gente, que transmitís algo, que les gusta, y ahí sentís que lo lograste, que lograste conectar con alguien y es muy satisfactorio.
Camila Soto, autorretrato. |
GC: ¿Cómo
te vinculas con otras artes en el momento creativo? ¿Es algo que buscas
activamente o llega natural a ti?
CS: Yo creo
que un poco y un poco. Una parte tiene que ser natural y otro tanto es trabajar
y buscar referencias. Yo siempre hablo de que la inspiración no viene sola, se
trabaja, hay que buscarlo. Yo me alimento mucho de otrxs fotografxs y de su
historia, es muy importante para mí saber qué vino antes, qué fue lo que
hicieron y cómo fueron evolucionando. Y también con otros tipos de arte. Leer y
escuchar música también son cosas que me nutren mucho. Tenemos que estar en una
búsqueda e intercambio constantes, mantener un diálogo.
GC: Recomiéndanos
fotografxs, poetas y artistas de otras disciplinas que hayan sido importantes
para ti o te hayan acompañado.
CS: Creo que Instagram es una fuente inagotable de artistas y material, yo en la sección de guardado tengo 20 mil millones de cosas.
-Maca de Noia: me parece impresionante, con un laburo increíble que me inspira mucho.
-Eme Sofía:
la descubrí hace poco, me encantan sus autorretratos.
-Ana Harff:
fotografía de cuerpos y mujeres.
-Martu Cruz:
poeta de Buenos Aires, Zona Sur, una genia en lo que hace.
-Malena Saito: tengo pendiente hacer un taller con ella, una escritora divina.
-Guido Parras: Es una luz. Lo descubrí antes de la pandemia en un barcito
y hace poco sacó un disco que me voló la cabeza.
-Villy Villian: diseñadora gráfica e ilustradora.
-Pentamina Studio: chica que tiene un emprendimiento de aritos y complementos: la conozco hace tiempo y sé que tenía un montón de inseguridades, pero las ha superado y ha logrado cosas hermosas. Es una inspiración para mí porque conozco su historia, entonces siempre que la veo digo “si ella pudo con todo eso, todxs nosotrxs también”
GC: Creo
que ese fue también el pensamiento que me llevó a querer hacerte esta
entrevista. Yo veo como has crecido en este poco tiempo y siento la necesidad
de empuñar estos procesos de empoderamiento y poder compartirlos. Para cerrar
te voy a pedir que cuentes alguna historia de tu vida, algo que te pasó en tu
vida y sientes que te ha marcado o enseñado cosas.
CS: Hay un
antes y un después en mi vida, que es cuando me mudé a Buenos Aires a los 16
años. Ahí se me abrieron muchas posibilidades y puertas y empecé un crecimiento
que nunca paró. También en esa época decidí que quería decidí dedicarme al
arte. Yo había vivido desde los 6 meses con mi familia en España, en Tarragona
un pueblito cerca de Barcelona. Para mí, al contrario de lo que muchos pueden
pensar, fue un cambio muy positivo. Fue muy natural para mí. Yo nunca me había
sentido del todo parte cuando vivía allá, y cuando nos mudamos a Buenos Aires
con mi mamá y mi hermana, sentí que había llegado al lugar donde tenía que
estar.
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