Melancolía en el MUNAL
“Papá, ¿Qué le pasó a
ese señor?”
-Yo misma a los 6 años
al ver en una iglesia de Antigua, Guatemala, una escultura
de Jesucristo arrastrándose, más cubierto de heridas que de carne-
La flor muerta, 1868 de Manuel Ocaranza |
En la antigua Grecia, el médico Hipócrates desarrolló una
teoría donde explicaba todas las enfermedades y cambios de humor a partir de la
influencia de cuatro líquidos corporales: sangre, flema,
bilis negra y bilis amarilla. Un exceso de sangre, por ejemplo, daba
como resultado comportamientos hiperactivos o maníacos, mientras que el exceso
de bilis negra provocaba tristeza.
Por tanto, el término melancolía viene del griego μελαγχολια
(μελαγ: melán, negro; χολη: jole, bilis). De hecho, la melancolía fue tratada como una enfermedad
hasta 1725, cuando el británico Sir Richard Blackmore la rebautizó como depresión.
Margarita arrepentida, 1881 de Felipe Ocádiz |
Lo que es seguro, es que a través de los años, melancolía y
nostalgia han sido una gran fuente de inspiración común en muchos artistas.
Justamente eso es lo que aprovecha la exposición “Melancolía” para presentar
alrededor de 130 obras de múltiples autores y estilos producidas en México
entre finales del siglo XVI y principios del siglo XXI.
Las distintas pinturas y esculturas proceden de todo México.
A pesar de que una buena parte forman parte del acervo del MUNAL, también se
encuentran piezas de autores como Diego Rivera, Rufino Tamayo, Leonora
Carringoton, Manuel Serrano, Rodríguez Lozano y Julio Galán, en su mayoría
pertenecientes a colecciones particulares.
El hombre de la mirada penetrante, 1955 de Rufino Tamayo |
La muestra no es cien por ciento cronológica, pero comienza
con pinturas religiosas del siglo XVI, que muestran tanto a Jesucristo
ensangrentado y arrepentido de los pecados de la humanidad, como a María
Magdalena bañada en lágrimas y rodeada de ángeles con la sombra de la angustia
en el semblante.
Estas imágenes siempre han sido para mí las más impactantes por su realismo y detalle,
pero no por eso las más desgarradoras.
Conforme avanzamos por las diferentes salas que organizan
las obras, nos sumergimos en diferentes planos de la tristeza, la angustia y la
desolación. Incluso hay una pequeña serie de cuadros dedicados a la pérdida de
un hijo.
El sentimiento de melancolía se puede apreciar en cada
lienzo en rostros de los muchos retratos, el trabajo de la luz, los
colores o en paisajes y naturalezas muertas que parecen exhalar abatimiento.
La magnolia, 1900 de Julio Ruelas |
La locura y el suicidio también están presentes en "Melancolía". En este sentido, no todas las obras son necesariamente nostálgicas,
tristes o de colores apagados. Las hay también de colores brillantes (aunque predomine
el negro), pero recuerdan más al delirio de persecución de un paranoico, que a
la alegría.
Pan de angustia, agua de aflicción, 1999 de Benjamín Dominguez |
Dentro de la
exposición hay una pequeña sala interactiva dividida a su vez en 4 saloncitos,
donde se puede escuchar música, leer poesía, ver videos y consultar libros de
pintura, poesía, narrativa y cine. Todo enfocado al estado de ánimo que nos
ocupa.
La entrada es gratuita a menores de 13 años, personas con discapacidad, estudiantes, maestros y adultos mayores con credencial. Además, está permitido tomar fotografías sin flash pagando un derecho de $5.00.
“Melancolía”, se exhibe en el Museo Nacional de Arte, ubicado en Tacuba 8, Centro Histórico, hasta el 9 de julio.
La nave de los locos, 1992 de Cordelia Urueta |
Todas las fotografías utilizadas en esta publicación son mías.
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