Jaco Van Dormael


Después de algunas horas vagando por internet, se pueden encontrar cosas interesantes. Se pierde la noción del tiempo yendo de un video a otro en Youtube, y de pronto aparece una serendipia. Mis descubrimientos de este tipo son frecuentes, pero uno del que estoy orgullosa es la película Mr. Nobody y en consecuencia, su magnífico director, Jaco Van Dormael.

Cuando la encontré, veía una y otra vez algunas escenas de la cinta, pero no conseguía la película completa en un lugar cien por ciento legal. De hecho, esta película fue la responsable de que yo comenzara a usar los niveles más superficiales de la deep web para descargar largometrajes y series.

Mr. Nobody (2009) cuenta la historia de Nemo Nobody desde que es un niño, y las posibles vidas que podría tener según las decisiones que tome, partiendo de una imposible: mamá o papá. Esto impide que la trama sea cronológica. Dormael nos pone a prueba constantemente con la pregunta: ¿Cuál es la vida que realmente vivió? Juega con la idea de personalidad, destino, sueño, efecto mariposa, y sobre todo tiempo, mostrándonos que todas las realidades existen, o quizá no exista ninguna.



No me resisto a comentar que Nemo significa nadie en latín, por lo que el nombre de nuestro protagonista es Nadie Nadie en su traducción más pura al español. A pesar de ser una historia personal y aparentemente nada épica, me fascina la forma en la que se reconocen las intensas emociones de la vida cotidiana (algo similar a Boyhood, de 2014, pero de eso hablaré en otra ocasión).

Cuando terminó, no podía creer lo que acababa de ver. Dos horas treinta y siete minutos de satisfacción no solo estética, sino también musical y dramática. Dos horas treinta y siete minutos de preguntas lanzadas en ráfaga, contestadas a su vez por más preguntas que al final nos cuestionan a nosotros mismos y qué somos realmente.

Entré entonces a Wikipedia, para revisar la filmografía completa de Dormael. Sólo tenía dos películas más como guionista y director: Toto, el héroe (1991) y El octavo día (1996). Desgraciadamente, aún no encuentro la primera de éstas subtitulada. La segunda es bastante más accesible y la vi esa misma semana. De nuevo me emocionó hasta la incredulidad. No es que yo sea difícil de conmover, pero definitivamente no cualquier película lo logra.



En El octavo día, Dormael usa como eje a Georges, un muchacho con síndrome de Down. Esta es una figura que se repite con frecuencia en sus películas, pero solo en esta funge como protagonista. Georges es encontrado sólo en medio de la lluvia por Harry, un empresario que da charlas motivacionales y hace de todo menos seguir sus propios consejos. Harry se ve obligado a cuidar de Georges, quien le va enseñando de a poco el verdadero significado de la felicidad.

El manejo del discurso nos hace preguntarnos también sobre el sentido de la vida, mostrando lo tierna que puede ser, pero sin dejar de lado las angustias constantes. Parecería una película menos compleja que la antes analizada, pero estoy segura que es el final lo que le da un giro único. Es injusto mencionarlo de una forma tan misteriosa, pero no puedo arruinarles el efecto.

Hacía un año que me había maravillado con esas dos películas. Salía de una función en la Cineteca Nacional y me detuve a mirar la gran cartelera que muestra todos los estrenos y ciclos por mes. El Nuevo Nuevo Testamento llamó mi atención. Me acerqué un poco más y, bam: el director era Jaco Van Dormael. Volví en cuanto pude, entre extasiada y temerosa de una decepción, como siempre en ese tipo de situaciones.

En la película, Dios vive en un pequeño departamento en Bruselas, pero en un inaccesible último piso. Maneja el mundo desde una computadora y disfruta haciendo de la vida de los humanos lo más absurdo y cruel que se le puede ocurrir. Pasa sus ratos de ocio creando reglas como, si un cuerpo se mete en la bañera, sonará el teléfono. Sin embargo tiene, además de Jesús, una pequeña hija bastante consciente llamada Ea, que decide ser más justa con los hombres. Se escabulle en el estudio de su padre y envía al celular de cada persona del mundo su fecha de defunción. Esto genera un descontrol absoluto: si todos sabemos cuándo vamos a morir ¿Qué sentido tiene rezarle a Dios?

Ea habla con su hermano mayor –al que se refiere como JC y con el cual se comunica por medio de una figura de cerámica- quien le aconseja que baje al mundo y busque a sus propios apóstoles pasa reescribir el testamento. Vemos una vez más la inquietud del director de hurgar las vidas de personajes que pueden parecer intrascendentes, pero son complejos y tienen deseos totalmente coherentes, aunque resulten extraños a primera vista.


También me parece importante la aparición de la esposa de Dios, quien no tiene otro nombre más que la Diosa. Es una mujer totalmente sumisa y maltratada que a pesar de no ser muy compleja, tiene más lucidez y bondad que cualquiera de los otros personajes. Me parece una clara representación de la ausencia de las mujeres en los textos bíblicos, y un intento de rescatar el valor de la mujer como ama de casa.

Es probable que El Nuevo Nuevo Testamento recuerde a la exitosa Amelie de Jean-Pierre Jeunet, tanto en elementos de audio (uso de voz en off y soundtrack) como visuales (manejo de los planos y efectos especiales bastante oníricos). Pero curiosamente, es Amelie la que está directamente inspirda en Toto, el héroe, estrenada cinco años antes.


Es absurdo preguntarse por qué Jaco Van Dormael no ha hecho más películas, pero no puedo evitar desear que haga unas cuantas más en lo que nos quede de vida.

Comentarios

  1. Cuál es el enlace para ver la de Nobody? He visto las dos.que mencionas la del Octavo día y la del nuevo testamento

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    1. La tengo en mi computadora. Puedo intentar enviártela. No la he encontrado en internet.

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  2. Respuestas
    1. Por qué acabo de leer esto. Aviso que te voy a estalquear acá también.

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