Todos los locos son otro cosmos



Este es uno de esos textos en los que quería hablar de algo que parecía interesante, pero en la marcha de la tecleada y el internet, la realidad se fue deslizando hasta caer en otro tema. Y ese segundo tema insospechado me entusiasmó mucho más. Comenzaré por la referencia del título, que decidí mantener igual. Hace poco descubrí un pequeño libro: Las vocales malditas, de Óscar de la Borbolla. Está formado por 5 cuentos cortos, cada uno dedicado a una vocal. Y cuando digo dedicado es en serio; cada cuento usa únicamente una vocal.

Shah Mat, un amigo de la escena eslamera, nos dio un taller de spoken word donde incorporamos elementos que nos ayudarían para recitar nuestros poemas. Uno de los más importantes era la memoria. Sin embargo, para cerrar el taller, Shah interpretó un cuento leyéndolo en voz alta. Dijo que le parecía un buen ejemplo de cómo resolver cuando el texto es largo y/o complejo y resulta difícil memorizarlo. Y usó Los locos somos otro cosmos, el cuentito de Las vocales malditas dedicado a la o.

No nos advirtió de la particularidad fonológica del relato, de tal forma que durante los primeros segundos solo pude ver muchos círculos flotando en el aire y tuve que sacudirme la impresión para retomar la historia. Pero no crean que fue difícil, al contrario. La calidad del cuento y la habilidad del orador me llevaron de la mano por las emociones. Cuenta la historia de Rodolfo, un loco a quien el doctor Otto intenta someter a electro shocks. Rodolfo se horroriza, se resiste y escabulle e intenta explicar al doctor que los locos solo son lo otro, lo no ortodoxo. Intenta sin éxito explicarle que otro polvo les formó los ojos, como formó los hongos y los olmos. Le dice también que los shocks no son forzosos, son sólo poco costosos.

De eso quería hablar originalmente, de cómo los locos no son ogros, solo son otro cosmos. Y en esas estaba cuando recordé que yo ya conocía ese juego de usar una sola vocal. De niña me gustaba mucho un grupo llamado Barcos y mariposas. Mis padres me habían comprado sus primeros dos CDs y los escuchaba todo el día. La primera canción de uno de estos era La calabaza asada, y en el otro estaba Que espere el tren. Desde entonces admiraba a quien escribiera aquellas letras, pero cuando uno es chico a veces siente que los grandes pueden hacer cosas magníficas y misteriosas y eso es normal. Luego creces un poco y te das cuenta que no es del todo cierto.

Crecí y me olvidé de aquellas canciones hasta que encontré Las vocales malditas. Recordé que desde chica tenía la inquietud de saber si habría otras tres canciones con las otras tres vocales. En ese momento no lo investigué porque no sabía usar bien la computadora. Pero qué creen, ahora soy especialmente buena para encontrar cosas en internet si me lo propongo. Así que me puse a repasar discos y en seguida aparecieron Whisky y pis y Yo no toco los Orozco, yo toco otro.

Me faltaba la canción con u. Revisé de nuevo todos sus discos y no figuraba en ninguno, así que busqué directamente “barcos y mariposas u” y apareció Lulú. Subieron ese video hace apenas dos meses, y en la descripción dice que con ese tema se cierra el ciclo de las canciones con vocales. Me invadió una sensación extraña, como que el universo se había acomodado una vez más en una forma brillante y coqueta.

Volví a al pequeño libro y leí la dedicatoria: “A mi hijo Ulises, para que aprenda las vocales”


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