Adiós marineros, adiós monstruos del mar

En colaboración con Zoombie Films

Foto: Zoombie Films

Cuando no era un ensayo, era la única función de alguna otra puesta en escena o algún compromiso acordado previamente. Me habían hablado tan bien de esta obra, que me frustraba un poco no haber podido ir. Llegué al cierre de temporada, con el molesto susurro interior de que quizá mis expectativas fueran demasiado altas, pero más abierta que nunca a las posibilidades. Adiós marineros, adiós monstruos del mar. Qué bello y curioso título, pensé.

Teatro La Capilla, calle Madrid número 13, pleno Coyoacán. Luz de sala encendida, busco un lugar entre las pocas butacas de este cálido espacio. Me apena decir que es la primera vez que lo visito. Me llena de alegría sentir que lo conozco desde hace tiempo. Dos actrices esperan sentadas sobre tres gradas-escaleras, única escenografía además de una mesa que aún no se alcanza a ver.  Una de ellas se muestra atenta, con un dejo de inocencia. La otra mira ferozmente al horizonte, con un parche en el ojo y una pipa en la mano.

En este puerto ha caído una densa niebla. Un día bajaron las nubes y no se fueron más. Entre los habitantes ha surgido la idea de que los monstruos marinos atacarán en cualquier momento, destruyéndolo todo. Solo el capitán (del parche y la pipa) se atreve a enfrentarlos. Por una razón: teme a la tierra firme más que a cualquier bestia o tormenta. Parece refugiarse en el vaivén de su barco, y en las increíbles historias que cuenta al marinero que lo acompaña.

La escenografía cambia de posición y cambiamos de escena. Verónica Bravo, quien hasta hora representaba al marinero, cambia en segundos a un joven detective. Enciende su cigarrillo mientras suelta quejas de todo lo que puede, recargando ambos pies sobre la mesa. Irrumpe entonces una hipnótica femme fatale interpretada por Teté Espinoza, quien a su vez tomará la forma de madre del detective poco después. El cuerpo de Rebeca Trejo suelta al capitán y adopta al socio y amigo de nuestro detective. Vamos descubriendo la gran calidad de este elenco de tres actrices.


Foto: Zoombie Films
Es un equipo sólido. El autor es el dramaturgo y guionista Gibrán Portela, Premio Nacional de Teatro Joven Mancebo del Castillo y Premio Nacional de Dramaturgia Emilio Carballido, entre muchos, muchos otros. Estoy de acuerdo en que a veces enunciar las preseas así nada más, no nos dice mucho. Pero Portela es coautor de los guiones cinematográficos de Güeros (2014) y La Jaula de Oro (2013). Esta última, merecidamente premiada en todo el mundo, narra la historia de tres migrantes adolescentes indocumentados en su viaje a Los Ángeles.

Pero cerremos los ojos ante La Bestia, y regresemos por un ratito a las bestias marinas que nos ocupan. Esta obra desprende frescura. Si fuera una casa, luciría candelabros de chistes, espejos cómplices, objetos antiguos que sólo sirven para embellecerla. Pero, sobre todo, guardaría en sus esquinas un montón de simbolismos y enseñanzas. Los personajes van creciendo y evolucionando en una compleja trama que teje lo policiaco y lo fantástico, donde el enemigo puede ser tanto un kraken, como un misterioso villano llamado Baldor, y sí, es descendiente del autor de los libros de matemáticas.


Adiós marineros… habla de la desintegración de una ciudad. De la huida de algunos ante el peligro, mientras otros eligen pelear a bordo del miedo. Es, ante todo, una historia de esperanza y de crecimiento donde casi nada es lo que parece. Espero que se haga un remontaje pronto. Si sucede, seré la primera en difundirlo. 

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