Héroes en la Vasconcelos
Foto: David Flores Rubio |
Desde que conocí la Biblioteca Vasconcelos me pareció un
espacio fascinante. Ubicada frente a la estación de tren Buenavista en la
Ciudad de México, es uno de los recintos bibliotecarios más reconocidos del
mundo y contiene alrededor de 600 mil obras entre libros, discos, videos,
revistas y periódicos. Todo este material está organizado en varios niveles de
estanterías de hierro que se elevan alrededor de las salas centrales, a su vez
conectadas por amplias escaleras.
Cuando me paré por primera vez al centro de la primera de
estas salas, mi impulso inmediato fue levantar la mirada e intentar abarcar
todas las estanterías con la vista. Me invadió una sensación de vértigo ante la
altura del edificio. Recuerdo que me pregunté por qué nunca antes había
visitado ese lugar y deseé que la mayor cantidad de gente posible tuviera la
oportunidad de conocerlo.
Jamás se me ocurrió que un espacio como la Vasconcelos podía
ser utilizado para una función de danza, pero cuando me dijeron que la nueva
puesta en escena del Centro de Producción de Danza Contemporánea (CEPRODAC) se
presentaría ahí con público ambulante, me pareció una gran idea.
Héroes,
coreografía de Lidya Romero, presenta el conflicto entre dos tribus opuestas:
los Bibliófilos que viven al interior del recinto, y los Invasores, quienes
cumplen la función que su nombre sugiere. La estética y conflicto de ambos
grupos me recordó al filme animado de 2003, Los
niños de la lluvia de Philippe Lecrerc. En esta cinta, los Pyross son seres
rústicos, adoradores del fuego y tanto en su piel como en su ropa predominan
los tonos rojizos. Por su parte, los Hydross son elegantes y delicados, su
elemento fundamental es el agua y son de un azul pálido al igual que su escasa
vestimenta y joyas.
Las causas del conflicto que la película presenta pueden ser
algo complejas, pero a grandes rasgos podemos decir que el ejército de los
Pyross invade cada año la ciudad de los Hydross en busca de unas extrañas joyas
que les permiten sobrevivir durante la estación de lluvia. Al final, las dos
razas vuelven a convivir en paz porque el amor entre un joven Pyross y una
Hydross logra restablecer el orden cósmico.
Foto: David Flores Rubio |
A las 19:30 horas se cierra la biblioteca y comienza la
función, esté quien esté –me consta porque el primer día llegué a las 19:34 y
no pude pasar-. Los Bibliófilos son los primeros que se presentan bajando las
escaleras que conectan el primer piso con la sala principal y que ven de frente
a un gran ventanal. Van llamando la atención de a poco y la escenografía sonora
(o música) sube sutilmente el volumen hasta que se encuentran avanzando entre
el público.
Del otro lado del ventanal aparecen los Invasores. A pesar
de que conozco el trabajo de los bailarines y sé que son técnicamente fuertes,
me dio mucho gusto ver en esta ocasión su solidez interpretativa: que
sostuvieran la mirada con el público tan cercano y que mantuvieran al personaje
y una energía muy específica durante toda la obra.
Los Invasores logran entrar a la biblioteca y se desata una
batalla que comienza a avanzar hacia el fondo del recinto. Es emocionante estar
en medio de la escena. Me permitiré hacer otra referencia, ahora literaria. J.
K. Rowling creó dentro de su saga Harry
Potter, un objeto al que llamó pensieve
(generalmente traducido como pensadero).
En él se vierten recuerdos y al sumergir la cabeza, uno puede visualizarlos como
si formara parte del mismo recuerdo, pero como espectador. Al estar en medio de
la batalla, entre las luces, los bailarines y las estanterías, sentí que estaba
viviendo el recuerdo de alguno de los personajes.
Todos los espacios de la biblioteca están bien
aprovechados. Un efecto visual particularmente atractivo se logra cuando el
público se concentra alrededor de tres Bibliófilos que someten a una invasora
debajo de un mezzanine con suelo de vidrio opaco. Sobre nosotros se ven suelas
que corren, la música aumenta la tensión, los bailarines están presentes y convencidos.
A mi juicio, la escena mejor lograda de toda la obra.
Me dio mucha alegría descubrir que en la función había
alrededor de 400 espectadores, y que en otra de las presentaciones, acudió el
doble de gente. Pero lo mejor fue que entre esas 400 personas, solo encontré a
un bailarín.
Es emocionante saber que la temporada de Héroes en la Vasconcelos está atrayendo
a gente tanto a la danza contemporánea como a la biblioteca en sí, gente que
quizá no imaginaba que este tipo de espacios están a su disposición, y que
ensambles como CEPRODAC constantemente
dan funciones de entrada libre en distintos puntos de la ciudad. La
colaboración de diferentes instituciones para lograr una difusión exitosa del
arte y la cultura en nuestro país es necesaria y (se ha comprobado) fructífera.
Quizá entonces, todos los que hacen posibles proyectos como Héroes sean los verdaderos héroes.
Las próximas funciones serán del 7 al 10 de septiembre a las
19:30 horas en la Biblioteca Vasconcelos (Eje 1 Norte Mosqueta sin número, casi
esquina con Insurgentes). La entrada es libre.
El espacio de la Vasconcelos es impactante . Gracias por tan buena reseña del espectáculo.
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