Reset


Fotografía: David Flores Rubio

Hacía varias semanas que tenía la idea de presenciar el proceso de una obra dancística y compararlo con el estreno, exponiendo su evolución. Cuando me ofrecieron ir a ver “Reset”, el trabajo de Yansi Méndez y Luis Galaviz en el Centro de Producción de Danza Contemporánea (CEPRODAC) no lo pensé dos veces.

El proyecto consistía en algo que jamás había escuchado: los muchachos tenían un primer boceto de una coreografía propia. El martes 9 de mayo se integrarían a un laboratorio desde las diez de la mañana con un dramaturgo que intervendría la obra para presentar el resultado el mismo día a las siete de la noche.

Cuatro días antes de esta función, los vi por primera vez en las instalaciones del CEPRODAC.


Cinco de mayo

Para mí era muy importante lograr un acercamiento personal con los bailarines para interpretar “Reset” del mejor modo posible. Me sorprendió desde un principio la transformación que sufrieron sus personalidades: él tímido y dulce y ella risueña y extrovertida. La estructura de “Reset” se basa en una trayectoria de vida. La imagen inicial (de las más fuertes) son sus espaldas desnudas y trabajadas con movimientos ondulantes como dos fetos en el mismo útero antes de nacer, lo que marca la constante relación de los personajes a lo largo de la obra.

Los bailarines gozan de una compenetración total en escena. Lo que ellos llaman “conexión energética” está presente en todo momento y lo utilizan con éxito para improvisar secuencias completas basadas en impulsos y acción/reacción. Los personajes equilibran y alternan los roles de dominación y sumisión.

La segunda escena fuerte se presenta con un primer reset de Luis a Yansi, a manera de reinicio digital, seguido de ella arrastrada por la parte frontal de la blusa hacia el lado opuesto del escenario.

Buscan la idea de “no género”, son seres que se complementan sin ser uno hombre y la otra, mujer. Una música distinta a la que usan será otro elemento sorpresa del martes, mientras tanto trabajan únicamente con atmósfera densa, que expresa sus sensaciones al momento de querer “resetear” elementos del pasado con los que cargan.

Ese pasado es representado por la sombra, que ellos plasman en una de las escenas más significativas: una trayectoria en diagonal de derecha a izquierda hacia el fondo del escenario, donde Luis camina con la mirada al horizonte y Yansi avanza sobre el piso, boca arriba de frente a él mirándolo conectados por los pies.

Fotografía: David Flores Rubio

Confiesan que el deseo de justificar todo y buscar el balance entre mensaje y estética les causó muchos conflictos, pero afirman que esos desencuentros son los que generan nuevas propuestas y enriquecen la obra. Bailar, crear y dirigir es muy complicado. “Muchas veces haces algo y sientes cosas increíbles, pero te ves en video o en el espejo y piensas: no, no funciona, no dice nada”.

“Reset” dura alrededor de 20 min y quieren extenderla al doble, agregando ideas y desarrollando aquellas a las que les ven potencial.
Tuvimos la oportunidad de platicar durante más de una hora después del ensayo. Aunque al principio Yansi habla por ambos, Luis se va abriendo conforme se siente en confianza. Nos lee un texto “borrador de sinopsis”. Cuenta que “este primer bebé de “Reset” se gestó a base de escritos y muchas horas de plática”. Ensayos en salón ha habido muy pocos, pero en la última semana que tuvieron más tiempo libre ensayaron 5 horas diarias.

“Estábamos temblando de los nervios porque es la primera vez que lo ve alguien externo”. Se emocionaron cuando les dije de la transformación que ambos sufrían y Luis confesó haberse asustado la primera vez que vio fotos de un ensayo, porque no reconoció en sí mismo la gestualidad dura y la mirada ausente.

Sentían miedo y emoción por el resultado del martes. Y yo también lo sentiría, nadie tenía idea de lo que iba a suceder.


Nueve de mayo

Llegué al foro Casa de la Paz, de la Universidad Autónoma Metropolitana, en la calle Cozumel número 35, colonia Roma Norte alrededor de las seis y media de la tarde. Sabía que el espacio escénico era reducido, pero todo era reducido: la puerta, el pasillo y la sala de espera adaptada en un patio interior de la casa. La entrada es libre pero requiere reservación. Para mi sorpresa yo ya estaba incluida en la pequeña lista de entrada. Los asistentes rebasaban el cupo y se decidió presentar una segunda función minutos después de la primera.

El primer aporte del dramaturgo David Gaitán fue el inicio: presenta a los bailarines de frente al público leyendo en voz alta las definiciones de reset en inglés y español, jugando con la idea misma de reinicio.

A lo largo de la obra que se redujo a 15 minutos, se seleccionaron las imágenes más fuertes y representativas de la coreografía original, adaptándolas al espacio de aproximadamente 5x5 metros, la cuarta parte del salón donde habían ensayado. La música también potenció el trabajo.

La incorporación de los elementos escenotécnicos requiere madurar. A mi modo de ver, es algo que debe cuidarse en escenarios tan pequeños. El abuso de oscuros (ausencia total de luz) puede llegar a fragmentar y debilitar la secuencia.

Se incluyó una pequeña narrativa donde un hombre intenta sin éxito reconciliarse con su sombra después de haber intentado matarla. El texto que narraba el argumento se proyectaba en la pared izquierda al público. Quizá no leí algunas líneas, pues mi prioridad eran los bailarines y rescatar todas las posibles interpretaciones que pudiera generarme la obra. La sombra puede ser un pasado que deseamos olvidar; la historia que nos conforma; alguien que sigue nuestros pasos; el lado oscuro del alma; la vida misma en oposición a un cuerpo inerte que casi no tiene sombra.
Programa de mano del Foro Casa de la Paz 

El resultado general fue equilibrio entre danza y teatro donde se percibía la cooperación de todo el equipo y una asimilación de los cambios por parte de los bailarines, a pesar de que en el diálogo con el público Yansi confesara que a la primeras intervenciones del director de teatro, sentía que le “desmadraban” su trabajo, y que una de las cosas más difíciles fue desapegarse de la coreografía que ya tenían. Las palabras de Yansi me parecieron una gran metáfora del reinicio de “Reset”.

Al terminar la segunda función se llevó a cabo un diálogo con los artistas en el que se aclararon dudas del público como: ¿Qué existía antes? Y ¿Qué se hizo después? ¿De donde partió su movimiento? ¿La [intervención del director de teatro] cambió la sensación de su coreografía?

David Gaitán dijo que “uno de los retos de trabajar con bailarines fue reprimir el impulso narrativo y proveerlos de una estructura faltante sin masticarle al público la metáfora del movimiento”. Pero entonces ¿Por qué la proyección del texto?

Compartió una idea que le quedó pendiente: darle al espectador el control de un reset de la obra, de forma que pudiera volver a empezar en el momento en que el público lo decidiera. Me parece una dinámica interesante, pero solo funcionaría con una obra corta y una cantidad límite de resets.

El diálogo cerró con una invitación al siguiente Laboratorio de Coreografía Emergente, en el mismo foro el día martes 16 de mayo a las siete de la tarde, con la obra “Asintótico Paisaje” de Ulises Gonzáles, también bailarín del CEPRODAC. Pueden reservar en reservateatrouam@gmail.com y a los teléfonos 5286 5315 y 5286 0403.

Agradezco a David Flores Rubio, fotógrafo y coordinador de comunicación de CEPRODAC por invitarme a ver el proyecto y proporcionarme material fotográfico.

A Luis y a Yansi por permitirme ser uno de los primeros espectadores de la muy bien lograda primera versión de su obra.

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